LXII

El Tao es el centro del universo,
el tesoro del hombre bueno,
el refugio del hombre malo.

Los honores se pueden procurar con palabras finas,
el respeto se puede ganar con buenas hazañas;
pero el Tao es más allá de todo valor,
y ninguno lo puede realizar.

Así pues, cuando se escoge un nuevo líder,
no ofrezcas ayudarle
ni con tus riquezas ni con tus abilidades.
Ofrécele, mejor,
enseñarle acerca del Tao.

¿Porqué esimtaban al Tao los maestros de antaño?
Porque, siendo uno con el Tao,
cuando buscas, hallas;
y cuando cometes un error, se te perdona.
Por eso es que todos lo aman.