LXXVI
Los hombres nacen suave y flexibles;
muertos, son tiesos y duros.
Las plantas nacen tiernas y blandas;
muertas, son frágiles y resecas.
Por tanto, cualquiera que es tiezo e inflexible
es un discípulo de la muerte.
Cualquiera que es suave y flexible
es un discípulo de la vida.
Lo duro y tieso será roto.
Lo suave y flexible perdurará.
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