L

El Maestro se entrega
a lo que el momento trae.
Él sabe que morirá
y no le queda nada a qué atarse:
sin ilusiones en su mente,
sin resistencias en su cuerpo.
No piensa en sus acciones;
fluyen de la médula de su ser.
No le retiene nada a la vida;
por tanto está preparado para la muerte;
como un hombre preparado para dormir
después de un buen día de trabajo.