POR Mike Hofius Castañeda VERSIÓN EN INGLÉS Con el intento de aclarar ciertos asuntos relacionados al tema de cómo afilar las herramientas de tornería manual, he decidido poner pluma a papel y compartir mi experiencia y la de los que vinieron (y se fueron) antes de mí. Muchos han compartido por internet puntos de vista y opiniones acerca de la llamada mejor manera para afilar formones, gubias, separadoras y otras herramientas semejantes usadas en la tornería de madera. Yo me restringiré de compartir NINGUNA opinión e impartiré por medio de este corto tratado, mi CONOCIMIENTO, primeramente que me fue pasado por los antaños quienes me enseñaron y por aquellos por quienes fueron ellos enseñados y quienes se han mudado a ese gran taller en el cielo; segundamente por ser comprobado por mis 28 años de experiencia. Al cabo de todo, a estos gentileshombres se les enseñó, de generación a generación, ciertos métodos que se comprobaron por experiencia, probablemente a tan temprana fecha como a fines del siglo diesiocho, cuando el buen acero para fierros se hizo más obtenible en Europa y en las colonias de las Américas.
Las opiniones de aquellos en el internet quienes han sido torneros aficionados y quienes nunca han tenido que ganarse el pan de cada día ejecutando esta artesanía/arte para sobrevivir ya no se mencionarán aquí. La información que comparto ha sido probada por la experiencia, es directa y sencilla y se probará útil a cualquier persona interesada en obtener la clase de filo en sus herramientas que afeitará los vellos del antebrazo y que tallará apropiadamente aún las mas densas maderas, con relativamente poca necesidad de lijar posteriormente. De Damasco a España a Japón, el acero de alta calidad ha existido por ya algún tiempo. Algunas menas de hierro han tenido, por ocurrencia natural, alto contenido de carbón y en algunos casos, de tungsteno también. La diferencia básica entre el hierro y el acero utilizable es el hecho que, mientras en estado derritido, el acero ha tenido carbón y oxígeno agregados por fuerza y que este proceso de fundición ha creado una estructura molecular nueva. Al nivel molecular, las moléculas del acero pueden hacerse alinear de tal manera que desarrollan un alto grado de dureza. Y este nivel de dureza puede controlarse por varios medios para suplir una variedad de necesidades. Este acero de alto carbón o acero de herramienta como se le ha llamado tradicionalmente, se usa para crear toda clase de artículos, desde limas a hazadones y, si es hecho de este acero, usualmente se le puede cambiar el temple para lograr una variedad de durezas. Dureza de lima es la más dura que puede obtenerse y la dureza de acero frío está al extremo inferior de este espectro de dureza. Herramientas tales como las palas, picos, machos y las herramientas de agricultura usualmente tienen el temple bajado a esta condición más suave con la cual no se astillan fácilmente con los impactos. Intente usar una lima o escofina para hender la leña y la hallará bastante frágil. Su dureza es demasiado alta para ser impactada. Un poco más arriba en la escala de dureza, hallamos los cinseles de albañilería y los martillos de carpintero y aún más arriba en la escala, hallamos los serruchos y otros aceros de dureza de resorte. Conforme se aproxima uno a los grados de dureza más altos, encontramos las herramientas para trabajar la madera con los fierros de tornería ocupando el extremo superior de esta categoría. Dureza-paja es el temple ideal para las herramientas con que trataremos en este artículo.
Hago mención de dureza y temple aquí solamente porque queremos evitar el perder nuestro temple, o sea, grado de dureza, cuando usamos nuestras herramientas para trabajar o cuando las afilamos. Conforme discutamos los diferentes aspectos de afilamiento, las precauciones necesarias se darán a conocer. Suficiente es decir que un fierro sin filo se calentará más que uno filudo, simplemente por causa de la fricción mayor creada por la escaria del filo de la herramienta desfilada.
ESMERILAR La primera parte, la más áspera y potencialmente la más dañina del proceso de afilamiento es el esmerilado. Idealmente, esto se ejecuta utilizando algún tipo de rueda de esmeril y debe hacerse lentamente, cuidadosamente y con templar (inmersión en agua) frecuente. Desde la llegada de la potencia motriz por agua, vapor y electricidad, no ha sido necesario rotar el esmeril por mano o por pie, al menos, no en los talleres mayores. La experiencia de uno de mis mentores, John Mesitti, y la mía también, es que la rueda debe de ser de 6 a 8 pulgadas de diámetro. Más grande y el cuenco del bisel no será lo suficientemente profundo. Más pequeño y el cuenco será difícil de manejar. Esto va contrario a los sistemas de afilamiento modernos que usan una faja lijadora como superficie abrasiva, la cual pasa por la circunferencia de una rueda de por lo menos 10 pulgadas de diámetro. Lo único que me han logrado estas máquinas es sobrcalentar el filo que intentaba yo afilar, y esto con las que utilizaban agua para enfriarlas. La rueda del esmeril misma debe de ser de aspereza mediana. Una rueda de carborundo es perfectamente adecuada. El dinero no lo compra todo en este caso y algo proveniente de la ferretería servirá bien. Ruedas de aspereza más fina sobre-calientan el filo de la herramienta y ruedas más ásperas dejan biseles inútiles con ranuras pronunciadas. El motor del esmeril debe ser capaz de mantener una velocidad más o menos constante mientras uno lo usa. He descubierto que los modelos de 3/4 de caballos de fuerza (HP) son los esmeriles más chicos que son capaces de cumplir esto. Aquí sí hará una diferencia el pagar un poco más. También vale la pena pagar los $20 más o menos para comseguir un revestidor para la rueda. El estilo que tiene mango y las hojas reemplazables en forma de estrella funcionan mejor. Nunca he tenido suerte con los trozos de carborundo. Cuando se esmerila un fierro es EXTREMADAMENTE importante tener cerca de la rueda una cubetilla de agua (por lo menos medio galón). Por hábito, yo siempre hundo la herramienta primeramente en el agua mientras prendo el esmeril y espero que llegue a su velocidad. Usualmente esmerilo un poco, aplicando presión mediana contra la rueda. Demasiada concentración en una porción del filo hará que se caliente, lo cual deseamos evitar. Témplese el fierro a menudo, tan a menudo como entre cada 8 a 10 segundos de esmerilar, sumergiendo rápidamente al fierro en el agua y dejándolo en él por más o menos 30 segundos, siempre moviéndolo en círculo. Todo esto asegurará que el filo no se sobrecaliente y, por consiguiente, pierda su temple. La velocidad de la rueda puede ser dentro de un rango bastante amplio pero he descubierto que entre 2,000 y 3,500 RPM es preferible. Velocidades menores causan menos vibración pero si la velocidad es muy baja, no se logra mucho y no se puede controlar el esmerilar tan bien. Velocidades mayores pueden causar más vibración lo cual es también difícil de contrarestar. Peor que todo, una velocidad muy elevada quemará rápidamente el filo, arruinando el temple de esta sección del fierro. Considerando el ángulo del bisel mismo, esto es cosa de experiencia y, hasta cierto punto, cosa de preferencia. Si sé que estaré torneando una pila grande de balaustres en Pino, esmerilaré mi formón obliquo a un ángulo de bisel más agudo que si voy a tornear mucho trabajo en madera dura. Si los fierros que voy a esmerilar son raspadores, usualmente no siento necesidaed de cambiar el ángulo y tiendo a mantenerlos a un éngulo más agudo que el que traen de la fábrica, aún cuando esto significa que requieran asentarse a piedra más a menudo. Mi gubia grande para corte en bruto que también utilizo para emparejar curvas largas y rectas (Sorby de 1.5" de ancho) tiene un bisel solo un poco más agudo que mis raspadores y mis gubias pequeñas tienen bisel similar, si no más agudo. Mi formón obliquo (no raspador) tiene bisel mucho más agudo y usualmente tiene un ángulo entre 15 y 20 grados. Esta herramienta es la más importante para la tornería entre centros y debe el tornero desarrollar maestría con ella. El raspar cualquier obra que no sea en el plato es tontería y aún cuando es posible requirirá lijarse más de lo que debería cualquier persona desear. El formón obliquo es también el que es más fácil de quemar en la punta filuda. El ángulo en esta punta en el mío es usualmente más agudo que en la mayoría de casos, pero esto también requiere más experiencia para dominarlo. También indica que yo uso la punta y no lo obtuso del bisel para la mayor parte de casos cuando tengo que mondar y definitivamente cuando corto cuadrados y para formar abalorios y para empezar encovados. Tenga cuidado también cuando esmerile las gubias chicas. Es fácil distorcionar el bisel y el perfil. No uso gubias para tornería en plato, la cual es el trabajo menos importante que me llega. Las mismas reglas se aplican a éstas, sin embargo. Y de mayor importancia que cualquier otra cosa, temple frecuentemente y no esmerile tanto que se pierda su temple.
Esto es el poner filo a una herramienta usando una piedra de aspereza mediana y luego piedra fina. Mediana aquí significa piedra India mediana o piedra Carborundo mediana. No se necesita gastar mucho dinero en piedras de Arkansas para la tornería. Ni siquiera uso estas piedras para el tallado a mano de madera. Se quiere una piedra mediana y no una muy fina. El propósito de esta etapa del proceso es el de remover la escaria que deja el esmeril en el filo. Cuando observa de cerca el esmerilado, verá la orilla de filo del bisel y la orilla obtusa más arriba en el fierro y también marcas del esmeril que corren entre ellas, aproximadamente perpendicular a ambas. Esto es todo lo que se debe ver. Un esmerilado correcto no tendrá aristas causadas por el parar y continuar del movimiento del fierro y tampoco habrán aristas causadas por cambios en el ángulo del bisel. Solo habrán ranuras del esmeril entre ángulo obtuso y filo. Habrá también un poco de escaria en el filo. Uso aceite mineral pesado como lubricante para esta etapa. Pero lo que busco no es verdaderamente un lubricante, mas bien, un vehículo que hará flotar las partículas de acero que voy removiendo afuera de los poros de la piedra. Por tanto, aceite pesado es mejor. John Mesitti y yo diferíamos en este punto. Él disolvía aceite de auto con kerosina. Nunca me ha gustado tener estas sustancias en las manos, especialmente cuando trabajo la madera. El aceite mineral es barato, no es tóxico y es bueno para la digestión. Aceite de auto y kerosina, no lo son.
Yo utilizo piedras deslizadoras tipo India como las usadas por escultores y talladores de madera. He también usado piedras carborundo pero no duran mucho y no hacen mejor o peor obra. Es frustrante tener una piedra con hoyuelos. Las piedras India mediana y fina me han servido por aproximadamente 18 años y no se han desgastado casi nada. Estas deslizadoras tienen una sección triangular con un radio en cada orilla, una mayor que la otra. Las faces entre estos radios son planas. Con las gubias, pongo una gota o dos de aceite en el radio interior. Corro el radio de la piedra que mejor cabe en la gubia en ambas direcciones unas 8 o 10 veces. Esto derrama un poco de aceite en el bisel. Luego, con la faz plana de la piedra la corro unas cuantas veces, reciprocando la piedra hacia arriba y hacia abajo y también por el radio del bisel. Esto no se debe de prolongar; unas pasadas ligeras y nada más son necesarias para remover la escaria. La piedra siempre debe estar en contacto con las dos orillas del bisel. No debe nunca tocar solo una de ellas. Con las raspadoras el proceso es igual que para las gubias. La faz superior de la herramienta se asenta primero y luego el bisel. Con la tornería entre centros, los formones oblicuos y las separadoras se tratan como de bisel doble. El proceso se repite con la piedra India fina. De nuevo, no se debe pasar la piedra más que uas pocas veces.
Cuando uno talla la madera, uno debe usar una faja de cuero para remover la escoria más fina del filo. En la tornería, esto es excesivo. Mis fierros, después de pasarse a las piedras, tienen el filo suficiente para razurarme el antebrazo. Pasar el filo a la faja no solo consume tiempo pero se superfluo aquí. Usualmente puedo pasar a las piedras unas tres veces después de cada esmerilada. A veces extiendo a más pasadas de piedra para no reducir demasiado el fierro. Esto lo hago solo cuando se trata de tornería en madras suaves y mientras ésta no se esté astillando. Recuerde, un fierro afilado, cortando bien, es más fácil de manejar y hará que la creación de detalles finos más preciso y más rápido con menos riesgo de quemar el filo.
Ya sea si tornea cuencos u otras obras en el plato o si prefiere tornear entre centros, estos métodos de lograr una herramienta afilada le deben ser útiles con poca práctica y con algo de cuido. Recuerde, el calor es el enemigo, no su temor hacia el afilamiento. Cuando tenga un poco de experiencia, el mantener un buen filo que sea útil se hará parte de la experiencia. No lo vea como tarea, sino como parte del arte de tornear.
Respetuosamente, Mike
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