XVII

No andes alabando a deidades e instituciones religiosas como si fuesen la fuente de la verdad sutil.
El hacer así es poner intermediarios entre tú y lo divino y es el hacerte mendigo que busca fuera de sí a un tesoro que está escondido en su propio pecho.

Si quieres adorar al Tao primero descúbrelo en tu propio corazón.
Entonces tu adoración será significante.