LXXVII

La humanidad se hace más y más inteligente pero, claramente, a diario, hay más problemas y menos felicidad.
¿Cómo puede ser esto?
Es porque la inteligencia no es lo mismo que la sabiduría.

Cuando una sociedad usa mal la inteligencia parcial e ignora la inteligencia holística, su gente olvida los beneficios de una vida sencilla y natural.
Seducidos por sus deseos, emociones y egos, se tornan esclavos de sus demandas corporales, los lujos, el poder y excusas religiosas y sicológicas desbalanceadas.
Luego el reino de la calamidad y la confusión comienza.

Esto no obstante, personas superiores pueden despertar durante tiempos tumultuosos para guiarlos a otros fuera del fango.
Pero ¿Cómo puede uno liberar a muchos?
Primeramente, liberando su ser propio.
Esto lo logra, no elevándose a sí mismo sino rebajándose.
Se rebaja a lo que es simple y modesto y verdadero, convirtiéndose en maestro de la simpleza, la modestia y la verdad.

Completamente emancipado de su falsa vida anterior, descubre su naturaleza pura y original, la cual es la naturaleza del universo.
Libremente y espontáneamente soltando su energía divina, él continuamente transciende situaciones complicadas y atrae todo a su derredor de vuelta a la unitud verdadera.
Porque es divinidad viva, cuando él actúa el universo actúa.