XXX
Cualquiera que depende en el Tao para gobernar al pueblo
no trata de forzar sus asuntos
ni dominar a sus enemigos por fuerza de armas.
Para cada fuerza hay una contrafuerza.
La violencia, aún bien intencionada,
siempre rebota de vuelta contra ti.
El Maestro hace su trabajo
y luego se detiene.
Él entiende que el universo
está siempre fuera de control,
y que el tratar de dominar los eventos
va contra la corriente del Tao.
Puesto que cree en sí mismo,
no intenta convencer a otros.
Puesto que está contento con sí mismo,
no necesita ser aprobado por otros.
Puesto que se acepta a sí mismo,
todo el mundo lo acepta.
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