XXXVIII

El Maestro no trata de ser poderoso;
por tanto, es verdaderamente poderoso.
El hombre ordinario se mantiene tratando de alcanzar el poder;
por tanto, nunca tiene suficiente.

El Maestro no hace nada,
pero no deja nada sin hacer.
El hombre ordinario se mantiene haciendo cosas,
pero muchas más quedan por hacer.

El hombre bondadoso hace algo,
pero queda algo por hacer.
El hombre justo hace algo,
pero deja muchas cosas por hacer.
El hombre moral hace algo,
y cuando nadie reponde,
se enrolla las mangas y usa fuerza.

Cuando el Tao se pierde, hay bondad.
Cuando la bondad se pierde, hay moralidad.
Cuando la moralidad se pierde, hay rito.
El rito es la cáscara de la fe verdadera,
el principio del caos.