LII

En el principio era el Tao.
Todas las cosas salen de Él;
todas las cosas regresan a Él.

Para hallar el origen,
sigue de vuelta las huellas de las manifestaciones.
Cuando reconozcas a los hijos
y encuentres a la madre,
estarás libre de pena.

Si cierras tu mente con juicios
y traficas en los deseos,
tu corazán estará turbado.
Si no permites que tu mente juzgue
y no eres dirigido por los sentidos,
tu corazón hallará paz.

El ver por la oscuridad es claridad.
El conocer cómo ceder es fortaleza.
Usa tu propia luz
y regresa a la fuente de la luz.
A esto se le llama practicar la eternidad.