XLVII
El pensamiento dualístico es una enfermedad.
La religión es una distorción.
El materialismo es cruel.
La espiritualidad ciega es irreal.
El canto sagrado no es más sagrado que el escuchar el murmullo de un riachuelo, el contar cuentas al orar no es más sagrado que el simple respirar, vestimenta religiosa no es más espiritual que la ropa de trabajo.
Si deseas alcanzar unitud con el Tao, no te entrames con superficialidades espirituales.
En vez, vive una vida callada y sencilla, libre de ideas y conceptos.
Halla contentamiento en la práctica de la Virtud Indiscriminante, el único verdadero poder.
Dando a otros, sin egoísmo y anonimamente, irradiando luz por todo el mundo, e iluminando tu propia oscuridad, tu virtud se hace santuario para ti mismo y para todo ser.
Esto es lo que significa el incorporar el Tao.
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