La primera integración de Yin y Yang es la unión de simiente y ova dentro del vientre.
La segunda integración de Yin y Yang es la unión sexual de macho y hembra maduros.
Ambas tratan con carne y sangre y todo lo que se concibe en este reino deberá algún día desintegrarse y desvanecer.
Es solamente la tercera integración que da a luz a cosa inmortal.
En esta integración un individuo altamente desarrollado une las energías sutiles internas de Yin y Yang bajo la luz del conocimiento espiritual.
Por medio de las prácticas de la Vía Íntegra, él refina su energía bruta y pesada en algo etéreo y liviano.
La luz divina tiene la capacidad de penetrar al poderoso océano de la energía espiritual y sabiduría completa que es el Tao.
La nueva vida creada por la integración final es auto-conociente pero sin Ego, capaz de habitar un cuerpo sin atarse a él y guiado por la sabiduría en vez de la emoción.
Entero y virtuoso, nunca puede morir.